(2020-3-30)
“Lo que el viento se llevó” narra la historia de la chica más guapa de la región de un estado esclavista de Estados Unidos, Scarlett O´Hara, rica y con muchos pretendientes justo en el mes que da comienzo la Guerra de Secesión. Con lo que en el transcurso de la película, pierde todo lo que le era querido y valorado; vamos un drama de 3 horas y 58 minutos.
Nuestra “chica guapa” era el sistema sanitario español y nuestra guerra, la pandemia del famoso COVID-19 y como el título de esta pequeña reflexión, quiero hablar de lo que el virus se llevó.
A estas alturas, creo que la ciudadanía española tiene claro que no tenemos el mejor sistema sanitario sino los mejores profesionales, que a pesar de recortes y falta de inversión, con su trabajo y esfuerzo, conseguían suplir carencias que los políticos no subsanaron. Por ejemplo, se ha normalizado que el profesional ponga su vehículo particular para poder visitar a todos los pacientes que lo precisan, ya que de otro modo sería imposible. O nos parece normal que entre cita y cita en un centro de salud haya siete minutos, a todas luces insuficientes, para atender a las personas como se merecen.
A estas alturas, la ciudadanía española se ha dado cuenta de que no tenemos un único sistema sanitario, sino diecisiete, tantos como comunidades autónomas y que respetando la España de las autonomías, se debe replantear el modelo para que un español de Íllora (Granada) pueda visitar Alicante de vacaciones y ante un problema de salud, los sanitarios puedan acceder a su historial clínico sin demora. Que, por ejemplo, exista una única central de compras estatal, con el fin de abaratar costes y poder dotar a todos los ciudadanos de los mismos recursos.
A estas alturas, la ciudadanía española se ha dado cuenta de que somos vulnerables, que el maldito coronavirus ha tambaleado los cimientos de nuestra sociedad, como si de un desastre natural se tratase, de esos que tantas veces vemos por televisión. Terremotos, huracanes, tsunamis nos resultan lejanos, nos conmueven pero cambiando de canal se nos olvida. Hoy, privados de libertad de movimiento, creemos que estamos viviendo un sueño, como Scarlett en su rica plantación, vivíamos como viven los niños, que piensan que eso nunca les va a pasar a ellos.
Pero como dice el refranero español, “de algo malo siempre sale algo bueno” y hoy más que nunca la ciudadanía ha sabido reconocer el trabajo de los sanitarios saliendo a los balcones a las ocho de la tarde, en un gesto de solidaridad que nos reconcilia con nuestros vecinos, ya que en un mundo marcado por las prisas, muchas veces ni conocemos a los que tenemos en la puerta de al lado.
Hoy día, la sociedad española sabe que tiene los mejores sanitarios del mundo, capaces de todo por sus pacientes, y permítanme como enfermero que diga aquí, públicamente, que no me equivoqué, que elegí la profesión más bonita del mundo, la que me ha permitido dar la mano a personas que no tenían familiares ni amigos a su lado por el aislamiento y que te sonreían con la mirada, porque no podían hablar. Y muchos momentos que no se pueden describir porque son sentimientos que siempre llevaré conmigo.
Hoy en día, más que nunca, nuestra sociedad sabe que una enfermera no es la ayudante de nadie, sino la profesional con la que puedes contar siempre, la que te cuida en todas las etapas de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte.
Y que como el resto de sanitarios, técnicos en emergencias sanitarias, celadores, personal de limpieza, seguridad… han demostrado que cuando invertimos en sanidad no nos equivocamos, que es necesario, que salva vidas y que cuando no es posible, al menos ofrece una mano amiga.
Todo esto espero que por fin lo entiendan nuestros políticos y sean previsores por una vez y que desarrollen un sistema sanitario que pueda responder mejor que el actual a los problemas sanitarios venideros.
Como pronosticaba Bill Gates, el famoso y millonario creador de Microsoft, ”las guerras que matarán diez millones de personas no serían nucleares sino biológicas”. Pues bien, el futuro ya está aquí y el mañana es ayer.
¡Pónganse manos a la obra!
Francisco Gómez Vitero
Vocal VII de la Junta de Gobierno del Colegio de Enfermería de Alicante
y profesor asociado de Enfermería Universidad Cardenal Herrera – CEU
Lo que el virus se llevó
(2020-3-30) Parafraseando el título de la película que tantas veces han repuesto en televisión, y nunca he visto entera, me animo a escribir esta pequeña reflexión que entre turno y turno de mi trabajo como enfermero he necesitado compartir.
“Lo que el viento se llevó” narra la historia de la chica más guapa de la región de un estado esclavista de Estados Unidos, Scarlett O´Hara, rica y con muchos pretendientes justo en el mes que da comienzo la Guerra de Secesión. Con lo que en el transcurso de la película, pierde todo lo que le era querido y valorado; vamos un drama de 3 horas y 58 minutos.
Nuestra “chica guapa” era el sistema sanitario español y nuestra guerra, la pandemia del famoso COVID-19 y como el título de esta pequeña reflexión, quiero hablar de lo que el virus se llevó.
A estas alturas, creo que la ciudadanía española tiene claro que no tenemos el mejor sistema sanitario sino los mejores profesionales, que a pesar de recortes y falta de inversión, con su trabajo y esfuerzo, conseguían suplir carencias que los políticos no subsanaron. Por ejemplo, se ha normalizado que el profesional ponga su vehículo particular para poder visitar a todos los pacientes que lo precisan, ya que de otro modo sería imposible. O nos parece normal que entre cita y cita en un centro de salud haya siete minutos, a todas luces insuficientes, para atender a las personas como se merecen.
A estas alturas, la ciudadanía española se ha dado cuenta de que no tenemos un único sistema sanitario, sino diecisiete, tantos como comunidades autónomas y que respetando la España de las autonomías, se debe replantear el modelo para que un español de Íllora (Granada) pueda visitar Alicante de vacaciones y ante un problema de salud, los sanitarios puedan acceder a su historial clínico sin demora. Que, por ejemplo, exista una única central de compras estatal, con el fin de abaratar costes y poder dotar a todos los ciudadanos de los mismos recursos.
A estas alturas, la ciudadanía española se ha dado cuenta de que somos vulnerables, que el maldito coronavirus ha tambaleado los cimientos de nuestra sociedad, como si de un desastre natural se tratase, de esos que tantas veces vemos por televisión. Terremotos, huracanes, tsunamis nos resultan lejanos, nos conmueven pero cambiando de canal se nos olvida. Hoy, privados de libertad de movimiento, creemos que estamos viviendo un sueño, como Scarlett en su rica plantación, vivíamos como viven los niños, que piensan que eso nunca les va a pasar a ellos.
Pero como dice el refranero español, “de algo malo siempre sale algo bueno” y hoy más que nunca la ciudadanía ha sabido reconocer el trabajo de los sanitarios saliendo a los balcones a las ocho de la tarde, en un gesto de solidaridad que nos reconcilia con nuestros vecinos, ya que en un mundo marcado por las prisas, muchas veces ni conocemos a los que tenemos en la puerta de al lado.
Hoy día, la sociedad española sabe que tiene los mejores sanitarios del mundo, capaces de todo por sus pacientes, y permítanme como enfermero que diga aquí, públicamente, que no me equivoqué, que elegí la profesión más bonita del mundo, la que me ha permitido dar la mano a personas que no tenían familiares ni amigos a su lado por el aislamiento y que te sonreían con la mirada, porque no podían hablar. Y muchos momentos que no se pueden describir porque son sentimientos que siempre llevaré conmigo.
Hoy en día, más que nunca, nuestra sociedad sabe que una enfermera no es la ayudante de nadie, sino la profesional con la que puedes contar siempre, la que te cuida en todas las etapas de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte.
Y que como el resto de sanitarios, técnicos en emergencias sanitarias, celadores, personal de limpieza, seguridad… han demostrado que cuando invertimos en sanidad no nos equivocamos, que es necesario, que salva vidas y que cuando no es posible, al menos ofrece una mano amiga.
Todo esto espero que por fin lo entiendan nuestros políticos y sean previsores por una vez y que desarrollen un sistema sanitario que pueda responder mejor que el actual a los problemas sanitarios venideros.
Como pronosticaba Bill Gates, el famoso y millonario creador de Microsoft, ”las guerras que matarán diez millones de personas no serían nucleares sino biológicas”. Pues bien, el futuro ya está aquí y el mañana es ayer.
¡Pónganse manos a la obra!
Francisco Gómez Vitero
Vocal VII de la Junta de Gobierno del Colegio de Enfermería de Alicante
y profesor asociado de Enfermería Universidad Cardenal Herrera – CEU
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