La presidenta del Consejo General de Colegios Profesionales de la Educación también ha hecho referencia a la imagen social del profesorado y especialmente a la “necesidad imprescindible de que “la profesión docente sea una profesión colegiada”, y con ello “la existencia de un Colegio Profesional de Docentes es imprescindible para una eficaz vigilancia de una buena práctica deontológica”.
Cambra afirma, en este sentido, que la infancia y la juventud requieren un nivel de control y autocontrol semejante al que se reconoce a la salud de las personas. Por lo tanto, cree que ha habido una cierta temeridad en la liberalización de la docencia, con una confusión entre profesión y simple actividad. La profesión docente, por el hecho de estar naturalmente abierta a todo titulado universitario que supere el proceso de acceso, no debe dejarse sin la garantía que representa para la sociedad el autocontrol ejercido por los Colegios Profesionales de la Educación. Cabe destacar que esos Colegios ya existen desde 1899, cuando se crearon los Colegios de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias, que por estatutos aglutinan a los profesionales de la docencia con título universitario, que actualmente son todos.
Consultar también Aportaciones del Consejo General de Colegios de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias al pacto social y político por la educación
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