La voz de Galicia - Linea abierta

A punto de cumplirse un año de la tragedia, acaba de publicarse un nuevo informe relativo al estado mental del segundo piloto del avión de Germanwings que volaba de Barcelona a Dusseldorf y se estrelló en los Alpes. La investigación ha demostrado que dicho copiloto se encerró deliberadamente en la cabina de pilotaje, dejando fuera al comandante, y de forma deliberada condujo a la aeronave a estrellarse contra el suelo. Aparece ahora el informe de un médico que estaba tratando al piloto causante del desastre. En el informe se recomendaba su reclusión y tratamiento en un centro asistencial por haberse detectado graves anomalías de comportamiento.

Lo primero que se pasa por la cabeza es preguntarnos cómo es posible que el médico, que sin duda conocía la profesión de su paciente, no lo notificó a la aerolínea o a las autoridades. De forma inmediata surge un conflicto que se puede dar en distintos ámbitos de la sociedad. Y es el que determina los límites del secreto profesional en aquellas actividades obligadas a guardar esa reserva. Si unos profesionales -pueden ser abogados, médicos o periodistas- detectan cada uno de ellos en un cliente, un paciente, o una fuente de información, la posibilidad de cometer un delito grave que ponga en peligro vidas humanas, ¿pueden o deben soslayar ese deber profesional de confidencialidad en aras de evitar un mayor daño? El dilema presenta un grave conflicto ético y de intereses. La deontología profesional de cada actividad establece con carácter general un deber de sigilo, pero está claro que la obligación de guardar secreto debe ceder ante una grave amenaza a bienes superiores.

Creo que deben ser los colegios profesionales los que se manifiesten y establezcan las líneas que deben limitar el necesario respeto al secreto profesional. Si un profesional detecta en alguien objeto de su actividad la intención cierta de delinquir, debe tratar de evitarlo, bien sea tratando de disuadirle, o bien denunciando su intención a las autoridades. Creo que el caso del médico que detectó anomalías y tendencias autodestructivas en el carácter del copiloto de Germanwings lleva camino de convertirse en un objeto de estudio y debate sobre los límites del secreto profesional. Solo cabe esperar que el debate que se genere sea fructífero.

 

Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/opinion/2016/03/18/secreto-profesional-riesgos-evitables/0003_201603G18P15992.htm

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