Tiritas para la crisis de las farmacias

 

JAIME GINER

 

 

Actualizado: 22/02/2015 09:29 horas

 

No hace mucho, un compañero me comentaba la sensación de frustración que sintió cuando, al ir a dispensar un medicamento se tropezó con la estantería, en otras épocas repleta de medicamentos, prácticamente vacía. Pero esa desazón no le impidió encontrar una solución que calmara la dolencia del paciente. Entre el maremágnum de propuestas que le vinieron a la cabeza, se dio cuenta que las posibilidades que encontraba eran cercenadas por normativas que debía cumplir a la hora de ejercer una acción responsable de sustituir un medicamento por otro para lo cual estaba perfectamente preparado. Cinco años de formación y carrera se van a tomar viento.

 

Esto viene a colación por los momentos que se están viviendo entre la administración y los colegios profesionales farmacéuticos de la Comunidad Valenciana para acordar un convenio de colaboración que ampare las relaciones que deben guiar todos los actos, no sólo de dispensación y facturación de recetas sino, también, los servicios profesionales que estos llevan a cabo en sus farmacias para mejorar la salud adaptándose a las necesidades de la población.

 

Los gestores colegiales actúan como un muro de contención ante sus colegiados en un entorno donde no debe existir el "cualquier acuerdo vale", en el que debe primar el consenso y no la imposición. Se habla de negociación cuando, realmente, una parte escucha a la otra y hace suyas sus reflexiones, sus necesidades, y si no se está de acuerdo, ofrece argumentos que superen las fricciones para encontrar una solución. Solo así se podrá seguir en un clima de confianza que repercuta favorablemente en la población a la que se deben.

 

Dicho acuerdo marco, en el que se tienen que marcar las directrices de esa colaboración, no debería estrangular a un colectivo que ya ha pagado su peaje por la crisis. Los farmacéuticos, en esta autopista que está suponiendo el retorno al estado del bienestar, hemos ido aportando cada vez más un trocito de nuestro trabajo, nuestro patrimonio y nuestra salud. Ya no podemos más. Aunque a regañadientes, hemos seguido aceptando una medida tras otra esto ya no es posible. Ya no podemos encajar otro gancho porque corremos el peligro de caer noqueados.

 

Necesitamos el apoyo de nuestra administración, que nos consideren profesionales sanitarios integrados en el sistema de salud, aprovechando todo lo que nosotros, los farmacéuticos, podemos ofrecer tanto a la sociedad como al sistema. Nos hemos convertido en malabaristas que, más allá de elaborar fórmulas curativas para los enfermos, inventamos fórmulas magistrales para sacar a nuestras ya maltrechas oficinas de farmacia hacia adelante. Los farmacéuticos, tras cuatro años de impagos, y con un mes de facturación pendiente, no entendemos que no se haya puesto el contador de la deuda a cero, más cuando en diciembre llegó de Madrid un FLA extraordinario, de 900 millones, y se promulgó un Decreto donde estipulaba que éste era para hacer frente a las deudas contraídas con las farmacias valencianas.

 

Los tribunales nos están dando la razón, aunque la Conselleria ha recurrido la primera sentencia que le obligaba a pagar 8 millones de euros por demora de intereses. Desgraciadamente esta actitud de la administración no hará más que prolongar lo inevitable, aumentar la deuda contraída, porque cuando más tarden en liquidarla, más tendrán que pagar. El empecinamiento del Consell puede costar a los valencianos cerca de 100 millones de euros, que vendrían muy bien para costear otro tipo de servicios, como la dependencia, la sanidad, la educación u otros muchos que lamentablemente se han visto mermados.

 

Todos nosotros quisimos ser farmacéuticos para cumplir con la vocación de servicio a la sociedad y al mismo tiempo, ganarnos la vida dignamente. Cuando memorizábamos los nombres de las plantas no pensábamos en hacer equilibrios numéricos que no cuadran, sobre balances que ya no encajan. Somos profesionales del medicamento, preparados para prevenir la enfermedad y contribuir a la mejora de la salud del ciudadano. Nuestra administración debe comprender que su verdadero cliente no somos nosotros sino el paciente que viene a nuestras farmacias y que, durante, muchos años y esfuerzos ha ido aportando parte de su salario para contribuir a una sanidad que ahora parece insostenible.

 

Los tres Colegios estamos más unidos que nunca, trabajando para aportar soluciones, queremos que cuenten con nuestra opinión y con nuestra formación porque, al fin y al cabo, somos los que siempre ponemos las tiritas para la crisis.

 

Fuente: http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2015/02/22/54e9930a22601d25608b456d.html

Compartir en... Compartir en Facebook Compartir en Twitter

© UPA - Unión Profesional de Alicante

Esta web utiliza cookies…+info